sábado, 14 de enero de 2012
los galgos rusos van al mar
vivir en peligro. constantemente entre el sol y la ciudad maldita. la plaza de perros es un alivio, un llegar a casa después del infierno social. the crass en los parlantes, destruyendo la hipocresía, llenando todo de música de rayos y amor eterno por el jardín de los altos. te ví alterada en el aeropuerto y no pude llamar al 911. nunca lo hubiera hecho, de todos modos (no consigo amigarme con el teléfono de emergencias). dejé comida cerca de tus piés descalzos. lloré en silencio y miré por última vez tu pelo negro en la frente. el lunes, un telegrama informará la situación de negociación con el dueño de la 4x4 roba-futuros.
rescaté mis plantas de la terraza con la puerta imposible. la renta suele ser más adecuada en la playa. supongo que iré por un ticket entre semana. quizá recupere el bass y pase por casa núñez, también. un bolso grande con cables y algo de ropa de invierno. dos cuadernos. nada de documentos.
obra: los galgos rusos (giacomo merculiano, 1914). pza. monseñor de andrea, recoleta, BA
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