media tarde en las oficinas del instituto de salud. calor, suena depeche mode. cargo modelos de productos médicos en la planilla de control. la licenciada llama a un paciente por tel. y resulta que está...muerto. el gerente está borracho y se dispone a recibir a los agentes publicitarios del nuevo programa de chiche gelblung. mi gran amigo y técnico en audífonos digitales de tecnología alemana de última generación prepara el bolso para el gym y esconde su copa de licor de huevo en el cajón de contabilidad. fun & work.
mi horario terminó hace rato pero sigo trabajando en las catacumbas de la estación retiro. empieza a llover. todo indica que no llegaré a tiempo para ver a rosal en la biblioteca nacional. cojo el tren-sauna (32° afuera/ 43° en el interior del vagón). una nena se duerme en la butaca y apoya la cabeza en los hombros de un reducidor de celulares de villa diehl, de regreso a casa. nadie pagó ticket, por supuesto. y está ok. busco mi reproductor de mp3's en el bolso para paliar el momento con vicentico, bert jansch , paula shocrón, the modern lovers, juan ravioli, bill wyman... y recuerdo que lo presté la noche anterior. como puedo, rescato 'la revolución electrónica' (william s. burroughs) y vuelvo a la locura.
en el viejo town, paso por el kiosko de la colombiana más hermosa de la república austral y voy por mis felinitos y la felicidad es un jardín de enredaderas verdes.
'hola, abu', 'qué tal el médico', 'cosiste todo el día...?'
la tv apesta. la película de johnatan caouette está empezada. la guitarra está desafinada del ensayo de ayer y tengo una espina en uno de mis dedos. por suerte hay postre: flan de vainilla y dulce de leche cortesía de yolanda esther b.
miércoles, 3 de noviembre de 2010
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