el hambre y las ganas de llover

compré una biografía de cesaria evora. la gran matrona africana. la diosa atea de los atolones de cabo verde. me encontré refugiado en el toldo de un maxikiosko durante la repentina lluvia tropical que calló sobre buenos aires. en un intermezzo logré llegar hasta un súperchinese y hacerme de galletas libres de grasa vacuna, yogurt y jugo de pomelo. compré cigarrillos y chicles en frente y me fui al ctro. cral. de españa en ba. esta tarde toca gabo. está presentando el álbum que hizo con poemas de pablo ramos. un niño molesto pide canciones y el punkpostporcoperonoporesomenospunk no le da el gusto, con una sonrisa. hay vino al final pero tomo coke. ahora camino por santa fe rumbo al mitre hacia malavertown previo paso por basabilvaso y la explanada del palacio de las flores. llevo conmigo las galletitas sobrantes y un dvd de ferro en el nd ateneo, tocando y cantando con minimal, lestani y amigos. en el barrio me espera mi gato batman. tiene hambre pero más sueño y apenas saluda. vuelve a diluviar, esta vez más fuerte. saco las plantas y brindo por robert r. en su aniversary. llama ian. me escondo en un plato de fideos con queso, cevolla y tomate. en mi cuarto suele filtrarse el agua. es justo en el ángulo donde acomodo los estuches de las guitarras. muevo todo de lugar, por si acaso. ee.uu. mostró la hilacha y quedó al descubierto todo lo hipócrita e ignorante de su sistema. en el viaje a casa terminé el libro de víctor hugo vizcarra. el escritor boliviano y la cumbre de la tristeza. las venas abiertas y salpicadas de alcohol. venganza del inca, pienso. dónde van las huestes agnósticas del desprecio? hay risas en el relato de vh. él decide por qué camino del sol ir, sin mentiras, con denuncia, con amor, romance de una generación perdida en la basura. creo que es algo así como lo mejor con lo que me topé en el barco de las letras.