andrés caicedo vivió y escribió mucho por veinticinco años. suficiente para echar por la borda todos los pruritos de la literatura latinoamericana de mediados del siglo pasado. leo ¡que viva la música! y dejo atrás los relatos de 'calicalabozo'. las estaciones pasan y sigo con su poesía. el cine francés, las drogas, los stones, la salsa, más música y más versos. andrés lo hizo todo rápido y mejor. punk rock made in cali. l.a. no dejó réditos a sus guiones pero siguió adelante. ciudad violenta (la del norte y la del -casi- caribe). en buenos aires no es distinto. la f.l.i.a. tendría un puesto en semiluces para sus textos fotocopiados. ¿hola, cómo estás? acá todo bien, escuchando canciones de los sesenta. esta sería la conversación, más o menos. 'no tengo celular. no sé qué cosa es un maldito celular', diría. bajo del tren y, en casa, pongo a las kumbia queers. ¡que viva la música! sigue en mis retinas un rato más, hasta la hora de comer. después de la tarta de zanahorias, a dibujar y preparar los recados del día siguiente. de paso por el supermercado chino me hice de tres vasos con sorbete. habrá que compartir el trago con las abejas de otoño que pululan desorientadas. es verano por acá...
miércoles, 20 de enero de 2010
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