'...pero el silencio es cierto. por eso escribo. estoy sola y escribo. no, no estoy sola. hay alguien aquí que tiembla...' (a.pizarnik)

lunes, 4 de enero de 2010

ultra rare trax


empecé 1996 en las lomas floreadas de bariloche. en una disquería miraban tras un vidrio los tres volúmenes de 'ultra rare trax', de sumo. la banda que me había sacado del sueño eterno de la sociedad bien constituida mostraba sus lost tapes. pero eran muy caros y decidí gastar mi dinero en una valija llena de chocolate. mi chica mendocina y yo mirábamos el nahuel huapí y destruíamos el mundo conocido. trece años después volvieron esos viejos demos con canzonetas napolitanas, música de aeropuertos made in nono, plegarias a lou, nick y john martyn y esas cosas de sumito, ojos de terciopelo y la hurlingham reggae band. luca en córdoba, little by little, fue dejando el inglés cerrado con timmy y se intoxicó por décimacuarta vez, en tiempos de calle gallo y, más tarde, en la pensión peruana de alsina. la heroína nunca dejó de pensar en coquito (o fue al revés?). las últimas letras las hacía roberto y el romano tocaba muy poco la guitarra entonces pero la estrella más alta brillaba sobre su cabeza con lentes de semipersianas, a pesar de todo. nadie entendió 'mañana en el abasto', excepto spinetta y un par más. hoy debo decir que, quizá, sea mi canción favorita. a luca no le gustaba el fútbol, aunque algunos decían que era de lanús, sin embargo, el primer show lo dieron en la cancha de estudiantes de caseros y el último, en la de los andes. amo escuchar la voz del ítalo-escocés transitando una ruta inundada rumbo a la capital, hablándole a los amigos de london, tan contento, como mi gato en la cocina luego de diez días fuera de casa en las peores condiciones, lleno de pulgas y lastimado por todos lados. así estaba él, reponiéndose, tomando vino serrano, cocinando fideos y puteándo a los niños cuando osaban arrojar queso sobre los platos de cerámica. el rock 'nacional' era una mierda pero, sus ojotas gastadas y los piés descalsos de federico moura se juntaron en unos escalones atlánticos cierta vez, por horas, charlando acerca de poesía inglesa y el punk newyorkino. la coraza siempre puesta, defendiendo algo que sólo él podía soportar. por las noches, oía a los esclavos de mayo bajo el colchón, a la tarde comía pan reyeno y se comunicaba telepáticamente con andrea, tan bueno andrea... 'estoy bien, mum, I don't care...'. qué buenos tiempos, qué malos tiempos, pero cuánta soledad. cuando hablo con algún tipo más grande que yo y menciona haber estado en alguno de los caóticos conciertos tengo ganas de quitarle los ojos y reeplazar con ellos mis pupilas. no es fanatismo, eso lleva a la locura sin sentido, es amor, es dar vida a la vida que no sabe de últimos modelos en tv ni negocios de departamentos. perder es ganar. nunca me encontrarás lavando el carro un domingo al mediodía, mientras se asan las achuras y mi esposa trae el resúmen de visa. tocar 'redemption song' a la madrugada, siguiendo con la vista, el baile de los loros.

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